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El alcalde de Zalamea.. Pedro Calderón de la Barca. Comentario

Hola, querido amigo dokusha: En la faltriquera de hoy voy a ponerte El alcalde de Zalamea de Pedro Calderón de la Barca. Si me lo permites, voy a darte una serie de datos y noticias sobre esta obra. Verás, El alcalde de Zalamea o El garrote más bien dado es una obra dramática del genial Calderón, según parece representada en 1636… Aunque existe una referencia al estreno en Palacio ante los reyes el 12 de mayo de 1636 de un Alcalde de Zalamea sin especificar autor hay quien piensa que en realidad esa obra era una pieza homónima muy dudosamente atribuida a Lope de Vega y compuesta en los años veinte (según Albert E. Sloman, en 1610), siendo la pieza de Calderón una refundición de la misma muy posterior, probablemente de 1642 o 1644, a la vuelta de su experiencia personal en la Guerra de Cataluña, a la cual habría aludido crípticamente al ambientarse la obra en la época de Felipe II; ello explicaría que entonces se le diera a la obra de Calderón el título de El garrote más bien dado, para evitar evocar el título de la comedia atribuida a Lope de Vega. Por otra parte, la atribución del primitivo Alcalde de Zalamea a Lope de Vega se hizo por vez primera en fecha tan tardía como 1785… No se conservó el manuscrito original de Calderón; el texto de la obra aparece por primera vez en El mejor de los mejores libros que han salido de comedias nuevas, una antología preparada por Tomás Alfay impresa en Alcalá de Henares por la imprenta de María Fernández en 1651. Allí aparece sin nombre de autor y con el título de El garrote más bien dado. De esta edición derivan las otras dos que con ese mismo título aparecieron en 1653, una es una reimpresión de la antología original en Madrid por María de Quiñones y otra en Lisboa por Pablo Craepbeeck, dentro de Doce comedias de las más grandiosas que hasta ahora han salido de los mejores y más insignes poetas. La obra ya se había hecho tan célebre que suplantó a la comedia de Lope y adquirió su título, y Juan de Vera Tassis y Villarroel, encargado de componer la Séptima Parte de comedias del célebre poeta español Don Pedro Calderón de la Barca (1683), la incluyó por primera vez con el epígrafe de El alcalde de Zalamea… Es una de las obras más conocidas y representadas del Siglo de Oro de la literatura española, a causa de su eficaz estructura, la fuerza de sus vigorosos caracteres (el orgulloso labrador Pedro Crespo, el no menos tozudo don Lope de Figueroa, héroe histórico de los Tercios de Flandes…) y su excelente versificación. Se encuadra dentro de la literatura barroca y se clasifica al mismo tiempo como comedia villanesca o de villanos y drama de honor. Trata de reflejar las preocupaciones de la Edad Moderna sobre la justicia y la dignidad del individuo, que emanan de Dios, contra el poder político y el fuero o jurisdicción militar. También se enfrentan el sentido del honor (individual y familiar) y la honra (social) estamentales de un hombre hecho a sí mismo como Pedro Crespo, que se toma la justicia por su mano cuando es nombrado alcalde y, por lo tanto, juez civil contra el esprit de corps del fuero militar o jurisdicción castrense, representado por Lope de Figueroa, Álvaro de Ataíde y Rebolledo, y la decadente nobleza rural representada por el hidalgo pobre don Mendo. Lo cierto es que existía un edicto de 28 de junio de 1580 que condenaba a muerte a soldados violadores de mujeres, que aseguraba el castigo tanto por la jurisdicción civil como por la militar: lo que se condena en la obra es la humillación sangrante que sufre el pueblo por parte de la “tardanza de la justicia” shakesperiana. Por último, Pedro Crespo personifica la importancia social, económica y política del labrador rico del siglo XVII, como en otras comedias villanescas de la época (Peribáñez y el Comendador de Ocaña de Lope de Vega, entre otras tantas obras) y el equilibrio social del poder en los municipios castellanos de entonces; se trata del único drama sobre honor campesino escrito por Pedro Calderón de la Barca y en eso resulta excepcional, pero en su estructura, situaciones y personajes, está muy cerca de otra obra de Calderón, El Tuzaní de la Alpujarra, escrita con anterioridad y que en cierta medida prefigura ya El alcalde de Zalamea. En ambos casos aparece el tema de una otredad inasimilable, hay un ultraje a un villano por parte de un miembro del ejército y se oponen dos mundos incompatibles; en ambas piezas se responde matando al ofensor, y en la última secuencia una autoridad superior (Juan de Austria en el Tuzaní, Felipe II en El alcalde de Zalamea) acaba por avalar la conducta del infractor, que queda perdonado… Es lo que te vas a encontrar en esta fabulosa obra… Entonces, ahora sí, lee y disfruta…

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